Dos noches.
No descanso sin tu sien en mi pecho Insomnio... y culpo a la almohada de ello. Desordeno a veces mi vida, con tu pensamiento acostumbrado, a respirar tu pelo. Estoy acostumbrado a mirar y acariciar el nacimiento, y el aire me falta cuando te echo de menos. Una melodía triste, y una voz sin eco,
es tuyo en la madrugada,
mi último pensamiento.
