La huida
El dolor que gotea constante autodestrucción del cuerpo desnudo, y de mis labios al mirarte.
La idea de caer, estando ya muy abajo a un abismo que termina en la libertad de un cuerpo echo pedazos. En las noches de huída contruyo la triste melodía que de mi muerte se espera y de la sangre a torrentes, el dulce anhelo de ella. Es dolor la rabia y el odio, que suenan siempre a libertad, un impulso, que destella afilado... y una mano sin temblar.