Hombre de paja y barro.

Mi mente vuela a un lugar, está solo,
junto a un campo sin cultivar, reino de ortigas y cuervos.
Hecho jirones custodia el hombre de paja.
En su cabeza el sombrero del señor que le dio vida,
temblando por quedar sujeto cuando el viento sopla.
Campo de frutos olvidados, campo de sueños y virtudes.
Debajo de la tierra seca, se enredan las raíces
buscando el agua que no llega. Y en la superficie
clavado en la tierra, como dentro del alma
la herramienta, que unas manos tocaron
para sembrar de vida la muerte que rodea la tristeza.
Descansa el suelo cuando llueve, y el agua te limpia
hombre de paja, cuando de todo lo que un día viste,
hoy ya no queda nada. Hoy ya no queda nada. Nada.